Local Conference Advance
November 26, 2016
Available Language(s):
Video Presenter: Tania Hernandez
PRESENTER: Tania Hernandez
¿Por qué debería el creyente dar diezmos y ofrendas? Esta es una pregunta que tiene varias respuestas. Muchos ofrecerían una respuesta centrada en el yo: “¿Qué hay para mi?”
“No des hasta que te duela, da hasta que te pare de doler”, es una perspectiva altruista a la recaudación de fondos. “Da al fondo de cáncer, ya que podrías ser el siguiente”. “Sé cuidadoso con tu corazón, contribuye al fondo corazón”.
Estos llamados a dar, destacan los motivos egoístas de la dadivosidad. Las iglesias también mencionan los beneficios materiales cuando comparten historias como resultado de las bendiciones de Dios sobre aquellos que diezman. ¿Por qué debería diezmar el creyente? ¿Es porque se trata de un mandamiento de Dios o porque la iglesia necesita un nuevo techo o la Asociación necesita una nueva oficina?
Ben G. Smillie sugiere que los creyentes no deberían dar porque están buscando salvación, ya que la salvación nos llega solamente por Cristo, por la gracia, y a través de la fe. Martin Lutero dijo que “los pecadores no son amados porque son encantadores, ellos son encantadores porque son amados” (Watson Philip S, Let God Be God: An Interpretation of the Theology of Martin Luther. Eugene, OR : Wipf and Stock Publishers , 200) .
Fe, por ende, es la respuesta humana al sacrificio de Cristo, su amor y su bondad. Los creyentes confían en Dios para su salvación, su vida, y sus recursos (Blunt Questions in Stewardship Have Theological Answers, 55-63).
La obediencia es la manifestación externa de nuestra confianza en Dios. Quizás una pregunta más apropiada sería: ¿Por qué no deberíamos dar? Que nuestra dadivosidad hoy refleje el regalo abundante de Dios: su salvación. Que no solo una décima parte de nuestras ganancias sean dadas, sino una ofrenda generosa que permita avanzar la actividad y los planes de la Asociación.
“No des hasta que te duela, da hasta que te pare de doler”, es una perspectiva altruista a la recaudación de fondos. “Da al fondo de cáncer, ya que podrías ser el siguiente”. “Sé cuidadoso con tu corazón, contribuye al fondo corazón”.
Estos llamados a dar, destacan los motivos egoístas de la dadivosidad. Las iglesias también mencionan los beneficios materiales cuando comparten historias como resultado de las bendiciones de Dios sobre aquellos que diezman. ¿Por qué debería diezmar el creyente? ¿Es porque se trata de un mandamiento de Dios o porque la iglesia necesita un nuevo techo o la Asociación necesita una nueva oficina?
Ben G. Smillie sugiere que los creyentes no deberían dar porque están buscando salvación, ya que la salvación nos llega solamente por Cristo, por la gracia, y a través de la fe. Martin Lutero dijo que “los pecadores no son amados porque son encantadores, ellos son encantadores porque son amados” (Watson Philip S, Let God Be God: An Interpretation of the Theology of Martin Luther. Eugene, OR : Wipf and Stock Publishers , 200) .
Fe, por ende, es la respuesta humana al sacrificio de Cristo, su amor y su bondad. Los creyentes confían en Dios para su salvación, su vida, y sus recursos (Blunt Questions in Stewardship Have Theological Answers, 55-63).
La obediencia es la manifestación externa de nuestra confianza en Dios. Quizás una pregunta más apropiada sería: ¿Por qué no deberíamos dar? Que nuestra dadivosidad hoy refleje el regalo abundante de Dios: su salvación. Que no solo una décima parte de nuestras ganancias sean dadas, sino una ofrenda generosa que permita avanzar la actividad y los planes de la Asociación.
Video Presenter: Tania Hernandez
PRESENTER: Tania Hernandez
¿Por qué debería el creyente dar diezmos y ofrendas? Esta es una pregunta que tiene varias respuestas. Muchos ofrecerían una respuesta centrada en el yo: “¿Qué hay para mi?”
“No des hasta que te duela, da hasta que te pare de doler”, es una perspectiva altruista a la recaudación de fondos. “Da al fondo de cáncer, ya que podrías ser el siguiente”. “Sé cuidadoso con tu corazón, contribuye al fondo corazón”.
Estos llamados a dar, destacan los motivos egoístas de la dadivosidad. Las iglesias también mencionan los beneficios materiales cuando comparten historias como resultado de las bendiciones de Dios sobre aquellos que diezman. ¿Por qué debería diezmar el creyente? ¿Es porque se trata de un mandamiento de Dios o porque la iglesia necesita un nuevo techo o la Asociación necesita una nueva oficina?
Ben G. Smillie sugiere que los creyentes no deberían dar porque están buscando salvación, ya que la salvación nos llega solamente por Cristo, por la gracia, y a través de la fe. Martin Lutero dijo que “los pecadores no son amados porque son encantadores, ellos son encantadores porque son amados” (Watson Philip S, Let God Be God: An Interpretation of the Theology of Martin Luther. Eugene, OR : Wipf and Stock Publishers , 200) .
Fe, por ende, es la respuesta humana al sacrificio de Cristo, su amor y su bondad. Los creyentes confían en Dios para su salvación, su vida, y sus recursos (Blunt Questions in Stewardship Have Theological Answers, 55-63).
La obediencia es la manifestación externa de nuestra confianza en Dios. Quizás una pregunta más apropiada sería: ¿Por qué no deberíamos dar? Que nuestra dadivosidad hoy refleje el regalo abundante de Dios: su salvación. Que no solo una décima parte de nuestras ganancias sean dadas, sino una ofrenda generosa que permita avanzar la actividad y los planes de la Asociación.
“No des hasta que te duela, da hasta que te pare de doler”, es una perspectiva altruista a la recaudación de fondos. “Da al fondo de cáncer, ya que podrías ser el siguiente”. “Sé cuidadoso con tu corazón, contribuye al fondo corazón”.
Estos llamados a dar, destacan los motivos egoístas de la dadivosidad. Las iglesias también mencionan los beneficios materiales cuando comparten historias como resultado de las bendiciones de Dios sobre aquellos que diezman. ¿Por qué debería diezmar el creyente? ¿Es porque se trata de un mandamiento de Dios o porque la iglesia necesita un nuevo techo o la Asociación necesita una nueva oficina?
Ben G. Smillie sugiere que los creyentes no deberían dar porque están buscando salvación, ya que la salvación nos llega solamente por Cristo, por la gracia, y a través de la fe. Martin Lutero dijo que “los pecadores no son amados porque son encantadores, ellos son encantadores porque son amados” (Watson Philip S, Let God Be God: An Interpretation of the Theology of Martin Luther. Eugene, OR : Wipf and Stock Publishers , 200) .
Fe, por ende, es la respuesta humana al sacrificio de Cristo, su amor y su bondad. Los creyentes confían en Dios para su salvación, su vida, y sus recursos (Blunt Questions in Stewardship Have Theological Answers, 55-63).
La obediencia es la manifestación externa de nuestra confianza en Dios. Quizás una pregunta más apropiada sería: ¿Por qué no deberíamos dar? Que nuestra dadivosidad hoy refleje el regalo abundante de Dios: su salvación. Que no solo una décima parte de nuestras ganancias sean dadas, sino una ofrenda generosa que permita avanzar la actividad y los planes de la Asociación.