Local Conference Advance
August 27, 2016
Available Language(s):
Video Presenter: Tania Hernandez
PRESENTER: Tania Hernandez
Una mujer le dijo a su esposo que necesitaba un poco de dinero, a lo cual él respondió: “¿Cuán poco necesitas?”
Así es la actitud de muchos creyentes hacia el tema de la dadivosidad. Algunos cristianos argumentan que el diezmo es una práctica legalista del Antiguo Testamento. Al parecer ellos ignoran las múltiples alusiones al diezmo en el Nuevo Testamento. Jesús lo mencionó en Mateo 23:23, y Pablo lo reafirmó en 1 Corintios 9:13, 14 y 16:2. De cualquier modo, esta actitud negativa hacia el diezmo pareciera ser un problema de codicia en vez de legalismo. ¿Cuán poco aceptará Dios?
Una niña que había recibido un dólar le pidió a su papá que se lo cambiara por monedas de diez centavos. No veía la hora de que llegara el siguiente sábado para poder dar su diezmo. Cuando el plato de la ofrenda estuvo frente a ella dejó caer una moneda primero y otra después. Con admiración, su papa le preguntó: “¿Por qué diste dos monedas en vez de una? ¿No es el diezmo la décima parte? La niñita respondió: “No papá, un décimo pertenece a Dios y no puedo darle a Dios de lo que es suyo. De tal forma que si voy a darle algo a Dios tiene que ser de lo que es mío”. (Leslie B. Flynn, Your God and Your Gold, 37).
Quizás describimos mejor la dadivosidad si decimos que tiene dos partes: los diezmos de Dios y las ofrendas de los creyentes. Pablo dice que cada uno debe dar de acuerdo a como haya prosperado (1 Cor. 16:2). Los diezmos deberían ser el comienzo de la dadivosidad del cristiano. El diezmo reconoce a Dios como el dueño de todo. Las ofrendas reconocen las bendiciones de Dios para cada uno de nosotros.
Las ofrendas de hoy serán usadas para el mantenimiento de nuestra iglesia y para alcanzar a nuestra comunidad para Cristo.
Así es la actitud de muchos creyentes hacia el tema de la dadivosidad. Algunos cristianos argumentan que el diezmo es una práctica legalista del Antiguo Testamento. Al parecer ellos ignoran las múltiples alusiones al diezmo en el Nuevo Testamento. Jesús lo mencionó en Mateo 23:23, y Pablo lo reafirmó en 1 Corintios 9:13, 14 y 16:2. De cualquier modo, esta actitud negativa hacia el diezmo pareciera ser un problema de codicia en vez de legalismo. ¿Cuán poco aceptará Dios?
Una niña que había recibido un dólar le pidió a su papá que se lo cambiara por monedas de diez centavos. No veía la hora de que llegara el siguiente sábado para poder dar su diezmo. Cuando el plato de la ofrenda estuvo frente a ella dejó caer una moneda primero y otra después. Con admiración, su papa le preguntó: “¿Por qué diste dos monedas en vez de una? ¿No es el diezmo la décima parte? La niñita respondió: “No papá, un décimo pertenece a Dios y no puedo darle a Dios de lo que es suyo. De tal forma que si voy a darle algo a Dios tiene que ser de lo que es mío”. (Leslie B. Flynn, Your God and Your Gold, 37).
Quizás describimos mejor la dadivosidad si decimos que tiene dos partes: los diezmos de Dios y las ofrendas de los creyentes. Pablo dice que cada uno debe dar de acuerdo a como haya prosperado (1 Cor. 16:2). Los diezmos deberían ser el comienzo de la dadivosidad del cristiano. El diezmo reconoce a Dios como el dueño de todo. Las ofrendas reconocen las bendiciones de Dios para cada uno de nosotros.
Las ofrendas de hoy serán usadas para el mantenimiento de nuestra iglesia y para alcanzar a nuestra comunidad para Cristo.
Video Presenter: Tania Hernandez
PRESENTER: Tania Hernandez
Una mujer le dijo a su esposo que necesitaba un poco de dinero, a lo cual él respondió: “¿Cuán poco necesitas?”
Así es la actitud de muchos creyentes hacia el tema de la dadivosidad. Algunos cristianos argumentan que el diezmo es una práctica legalista del Antiguo Testamento. Al parecer ellos ignoran las múltiples alusiones al diezmo en el Nuevo Testamento. Jesús lo mencionó en Mateo 23:23, y Pablo lo reafirmó en 1 Corintios 9:13, 14 y 16:2. De cualquier modo, esta actitud negativa hacia el diezmo pareciera ser un problema de codicia en vez de legalismo. ¿Cuán poco aceptará Dios?
Una niña que había recibido un dólar le pidió a su papá que se lo cambiara por monedas de diez centavos. No veía la hora de que llegara el siguiente sábado para poder dar su diezmo. Cuando el plato de la ofrenda estuvo frente a ella dejó caer una moneda primero y otra después. Con admiración, su papa le preguntó: “¿Por qué diste dos monedas en vez de una? ¿No es el diezmo la décima parte? La niñita respondió: “No papá, un décimo pertenece a Dios y no puedo darle a Dios de lo que es suyo. De tal forma que si voy a darle algo a Dios tiene que ser de lo que es mío”. (Leslie B. Flynn, Your God and Your Gold, 37).
Quizás describimos mejor la dadivosidad si decimos que tiene dos partes: los diezmos de Dios y las ofrendas de los creyentes. Pablo dice que cada uno debe dar de acuerdo a como haya prosperado (1 Cor. 16:2). Los diezmos deberían ser el comienzo de la dadivosidad del cristiano. El diezmo reconoce a Dios como el dueño de todo. Las ofrendas reconocen las bendiciones de Dios para cada uno de nosotros.
Las ofrendas de hoy serán usadas para el mantenimiento de nuestra iglesia y para alcanzar a nuestra comunidad para Cristo.
Así es la actitud de muchos creyentes hacia el tema de la dadivosidad. Algunos cristianos argumentan que el diezmo es una práctica legalista del Antiguo Testamento. Al parecer ellos ignoran las múltiples alusiones al diezmo en el Nuevo Testamento. Jesús lo mencionó en Mateo 23:23, y Pablo lo reafirmó en 1 Corintios 9:13, 14 y 16:2. De cualquier modo, esta actitud negativa hacia el diezmo pareciera ser un problema de codicia en vez de legalismo. ¿Cuán poco aceptará Dios?
Una niña que había recibido un dólar le pidió a su papá que se lo cambiara por monedas de diez centavos. No veía la hora de que llegara el siguiente sábado para poder dar su diezmo. Cuando el plato de la ofrenda estuvo frente a ella dejó caer una moneda primero y otra después. Con admiración, su papa le preguntó: “¿Por qué diste dos monedas en vez de una? ¿No es el diezmo la décima parte? La niñita respondió: “No papá, un décimo pertenece a Dios y no puedo darle a Dios de lo que es suyo. De tal forma que si voy a darle algo a Dios tiene que ser de lo que es mío”. (Leslie B. Flynn, Your God and Your Gold, 37).
Quizás describimos mejor la dadivosidad si decimos que tiene dos partes: los diezmos de Dios y las ofrendas de los creyentes. Pablo dice que cada uno debe dar de acuerdo a como haya prosperado (1 Cor. 16:2). Los diezmos deberían ser el comienzo de la dadivosidad del cristiano. El diezmo reconoce a Dios como el dueño de todo. Las ofrendas reconocen las bendiciones de Dios para cada uno de nosotros.
Las ofrendas de hoy serán usadas para el mantenimiento de nuestra iglesia y para alcanzar a nuestra comunidad para Cristo.