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January 11, 2014

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Author: NAD Stewardship

Nuestra Asociación

Un monje muy acaudalado murió y dejó su testamento a algunos monjes, a los cuales conocía. Sin embargo, las instrucciones del testamento indicaban dar a su único hijo “aquello que ellos deseaban”. Ellos interpretaron que eso significaba que el hijo recibiría lo que ellos decidieran darle a él. El valor de la herencia eran $300,000.

Los monjes se juntaron y decidieron que le darían al hijo únicamente $10,000. Cuando se supo la decisión tomada, el abogado encargado del testamento les dijo que ellos habían comprendido el testamento erróneamente. Ellos habían pensado que le darían al hijo lo que ellos decidieran, pero el testamento declaraba, “aquello que ellos deseaban”, el hijo recibiría. Ellos deseaban para sí $290,000 y por lo tanto, de acuerdo a la fraseología del testamento, eso fue lo que el hijo recibió – lo que ellos deseaban para sí.

La regla de oro aconseja que tratemos a otros de la manera que nosotros quisiéramos ser tratados. Hoy, mientras damos de nuestros recursos para el sostén de la obra de Dios, recordemos el verso bíblico que dice: “…todo lo que el hombre sembraré, eso también segará.” Gálatas 6:7