Author: NAD Stewardship
Cuando David llevaba el arca de vuelta a Jerusalén, se detenía cada seis pasos para ofrecer sacrificios al Señor. A medida que la triunfal procesión se acercaba a la capital aquellos que marchaban cantaba estas palabras," alzad oh puertas vuestras cabezas, y alzaos vosotras puertas eternas; que entrará el Rey de gloria."
El coro y los músicos respondían: "¿quién es este Rey de gloria?" El otro coro respondía: "el Señor fuerte y valiente; poderoso en batalla." Entonces centenares de voces se unían al coro triunfal: "alzad oh puertas vuestras cabezas, y alzaos vosotras puertas eternas; que entrará el Rey de gloria." Nuevamente la gozosa inauguración se oía," "¿quién es este Rey de gloria?" Y la voz de la gran multitud se escuchaba en entusiasta respuesta, como el sonido de muchas aguas: "Jehová de los ejércitos él es el Rey de gloria." Salmo 24:7-10.[1]
La misma pregunta resuena hoy, ‘¿quién es este Rey de gloria?’ ¿Cómo responderá hoy a esta pregunta? ¿Es él digno de sus sacrificios? ¿Desea vivir siendo consciente de su presencia? Usemos este momento como parte de nuestra adoración al ofrendarle a nuestro Rey de gloria.
Oremos," Señor te traemos hoy estas ofrendas y oramos para que te traigan gloria. Te reconocemos como nuestro Rey, el Rey de Gloria y rogamos que tu presencia se sienta poderosamente entre nosotros. Señor, la ofrenda de hoy irá para el presupuesto de nuestra iglesia. Bendice estos
[1] PP 707,708 (inglés)