Local Conference Advance
December 24, 2016
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Video Presenter: Julio Muñoz
PRESENTER: Julio Muñoz
Los zapatos de Nelson estaban rompiéndose lo que le provocaba dolores al caminar. Un día, después de la escuela, Nelson fue sorprendido al recibir ropa usada y un par de zapatos celestes con suelas blancas; el par de zapatos que siempre había deseado. Ahora caminar no sería tan doloroso. Sin embargo, la emoción duró poco. ¡Los zapatos le quedaban muy apretados!
Al mismo tiempo, Nelson se había inscrito en un intercambio de regalos de la escuela. Él sabía que la familia no tenía dinero para comprar regalos; sin embargo, la idea de un intercambio de regalos en diciembre le sonaba emocionante. Nelson recuerda que se preguntaba qué podría dar en este juego, cuando de pronto una idea le vino a la mente. Quizás fue el Espíritu Santo susurrándole en su oído: ¡Dale los zapatos! Con vacilación, preparó una caja para colocar los zapatos semiusados y recién lavados a la vez que se preguntaba si el muchacho aceptaría los zapatos. Cuando el amigo abrió la caja, sus ojos se abrieron enormes y se echó a reír y llorar mientras exclamaba: “¡Gracias! ¡gracias!”
Experimentar el gozo de dar con generosidad fue grandioso. Los zapatos fueron solo el principio. Nelson regaló ropa, juguetes y cualquier otra cosa que pudiera conseguir para dar. La palabra de Dios se cumplió: “Hay quienes reparten y les es añadido más…” (Prov. 11:24).
Que podamos experimentar el regalo de Navidad en una forma especial hoy al dar con generosidad. Imitemos a Jesucristo, el Dador por excelencia (Fil 2:5). A medida que da hoy, tenga presente que sus ofrendas harán posible que muchos jóvenes lleguen a ser discípulos del Maestro y que puedan experimentar el gozo de dar con generosidad.
Al mismo tiempo, Nelson se había inscrito en un intercambio de regalos de la escuela. Él sabía que la familia no tenía dinero para comprar regalos; sin embargo, la idea de un intercambio de regalos en diciembre le sonaba emocionante. Nelson recuerda que se preguntaba qué podría dar en este juego, cuando de pronto una idea le vino a la mente. Quizás fue el Espíritu Santo susurrándole en su oído: ¡Dale los zapatos! Con vacilación, preparó una caja para colocar los zapatos semiusados y recién lavados a la vez que se preguntaba si el muchacho aceptaría los zapatos. Cuando el amigo abrió la caja, sus ojos se abrieron enormes y se echó a reír y llorar mientras exclamaba: “¡Gracias! ¡gracias!”
Experimentar el gozo de dar con generosidad fue grandioso. Los zapatos fueron solo el principio. Nelson regaló ropa, juguetes y cualquier otra cosa que pudiera conseguir para dar. La palabra de Dios se cumplió: “Hay quienes reparten y les es añadido más…” (Prov. 11:24).
Que podamos experimentar el regalo de Navidad en una forma especial hoy al dar con generosidad. Imitemos a Jesucristo, el Dador por excelencia (Fil 2:5). A medida que da hoy, tenga presente que sus ofrendas harán posible que muchos jóvenes lleguen a ser discípulos del Maestro y que puedan experimentar el gozo de dar con generosidad.
Video Presenter: Julio Muñoz
PRESENTER: Julio Muñoz
Los zapatos de Nelson estaban rompiéndose lo que le provocaba dolores al caminar. Un día, después de la escuela, Nelson fue sorprendido al recibir ropa usada y un par de zapatos celestes con suelas blancas; el par de zapatos que siempre había deseado. Ahora caminar no sería tan doloroso. Sin embargo, la emoción duró poco. ¡Los zapatos le quedaban muy apretados!
Al mismo tiempo, Nelson se había inscrito en un intercambio de regalos de la escuela. Él sabía que la familia no tenía dinero para comprar regalos; sin embargo, la idea de un intercambio de regalos en diciembre le sonaba emocionante. Nelson recuerda que se preguntaba qué podría dar en este juego, cuando de pronto una idea le vino a la mente. Quizás fue el Espíritu Santo susurrándole en su oído: ¡Dale los zapatos! Con vacilación, preparó una caja para colocar los zapatos semiusados y recién lavados a la vez que se preguntaba si el muchacho aceptaría los zapatos. Cuando el amigo abrió la caja, sus ojos se abrieron enormes y se echó a reír y llorar mientras exclamaba: “¡Gracias! ¡gracias!”
Experimentar el gozo de dar con generosidad fue grandioso. Los zapatos fueron solo el principio. Nelson regaló ropa, juguetes y cualquier otra cosa que pudiera conseguir para dar. La palabra de Dios se cumplió: “Hay quienes reparten y les es añadido más…” (Prov. 11:24).
Que podamos experimentar el regalo de Navidad en una forma especial hoy al dar con generosidad. Imitemos a Jesucristo, el Dador por excelencia (Fil 2:5). A medida que da hoy, tenga presente que sus ofrendas harán posible que muchos jóvenes lleguen a ser discípulos del Maestro y que puedan experimentar el gozo de dar con generosidad.
Al mismo tiempo, Nelson se había inscrito en un intercambio de regalos de la escuela. Él sabía que la familia no tenía dinero para comprar regalos; sin embargo, la idea de un intercambio de regalos en diciembre le sonaba emocionante. Nelson recuerda que se preguntaba qué podría dar en este juego, cuando de pronto una idea le vino a la mente. Quizás fue el Espíritu Santo susurrándole en su oído: ¡Dale los zapatos! Con vacilación, preparó una caja para colocar los zapatos semiusados y recién lavados a la vez que se preguntaba si el muchacho aceptaría los zapatos. Cuando el amigo abrió la caja, sus ojos se abrieron enormes y se echó a reír y llorar mientras exclamaba: “¡Gracias! ¡gracias!”
Experimentar el gozo de dar con generosidad fue grandioso. Los zapatos fueron solo el principio. Nelson regaló ropa, juguetes y cualquier otra cosa que pudiera conseguir para dar. La palabra de Dios se cumplió: “Hay quienes reparten y les es añadido más…” (Prov. 11:24).
Que podamos experimentar el regalo de Navidad en una forma especial hoy al dar con generosidad. Imitemos a Jesucristo, el Dador por excelencia (Fil 2:5). A medida que da hoy, tenga presente que sus ofrendas harán posible que muchos jóvenes lleguen a ser discípulos del Maestro y que puedan experimentar el gozo de dar con generosidad.