Local Church Budget
July 16, 2016
Available Language(s):
Video Presenter: Elden Ramirez
PRESENTER: Elden Ramirez
Una joven comentó lo siguiente: “Acabo de recibir un pago y deseo comprar un par de zapatos. Esta es mi gran adicción. Compro zapatos, los uso una vez, y luego los pongo en un lugar visible de mi cuarto para admirarlos y no volverlos a usar nunca más”.
La mayoría de nosotros seguramente concuerda que la adicción de esta joven es una forma poco sabia de gastar el dinero ganado con tanto esfuerzo. ¿Qué hacen los creyentes con los primeros frutos?
En la literatura hebrea, la Fiesta de las Cosechas, también conocida como la Fiesta de las Semanas, era celebrada al final de mayo o principio de junio, al momento de la cosecha temprana. Siete semanas después que las gavillas de cebada eran ofrecidas, los primeros frutos eran llevados al sacerdote del templo (The Seventh Day Adventist Bible Commentary, vol. 1, 627).
En la literatura cuando se habla de sabiduría, muy comúnmente se hace la conexión entre dar y recibir bendiciones. Más aún: “Los primeros frutos son los mejores que la tierra puede ofrecer. Cuando usted da lo mejor y es recompensado por eso, trabajará con más entusiasmo el año siguiente” (Douglas W. Johnson, The Tithe, Challenge or Legalism?, 26, 27). Del mismo modo, dar lo mejor de uno a Dios (primeros frutos), se aplica a todas las áreas de nuestra vida: tiempo, talentos y recursos. Sin embargo, “los mejores esfuerzos no se limitan al 10 por ciento solamente. Afecta el cien por ciento de todo lo que se les ha dado a los creyentes, para manejarlo para la gloria de Dios” (Ibid, 26, 27).
En vez de usar sus primeros recursos para consumir algo, aunque no sea frívolo como un par de zapatos nuevos que no necesita, ponga a Dios primero dándole un diez por ciento de los primeros frutos con los que Él lo ha bendecido.
La mayoría de nosotros seguramente concuerda que la adicción de esta joven es una forma poco sabia de gastar el dinero ganado con tanto esfuerzo. ¿Qué hacen los creyentes con los primeros frutos?
En la literatura hebrea, la Fiesta de las Cosechas, también conocida como la Fiesta de las Semanas, era celebrada al final de mayo o principio de junio, al momento de la cosecha temprana. Siete semanas después que las gavillas de cebada eran ofrecidas, los primeros frutos eran llevados al sacerdote del templo (The Seventh Day Adventist Bible Commentary, vol. 1, 627).
En la literatura cuando se habla de sabiduría, muy comúnmente se hace la conexión entre dar y recibir bendiciones. Más aún: “Los primeros frutos son los mejores que la tierra puede ofrecer. Cuando usted da lo mejor y es recompensado por eso, trabajará con más entusiasmo el año siguiente” (Douglas W. Johnson, The Tithe, Challenge or Legalism?, 26, 27). Del mismo modo, dar lo mejor de uno a Dios (primeros frutos), se aplica a todas las áreas de nuestra vida: tiempo, talentos y recursos. Sin embargo, “los mejores esfuerzos no se limitan al 10 por ciento solamente. Afecta el cien por ciento de todo lo que se les ha dado a los creyentes, para manejarlo para la gloria de Dios” (Ibid, 26, 27).
En vez de usar sus primeros recursos para consumir algo, aunque no sea frívolo como un par de zapatos nuevos que no necesita, ponga a Dios primero dándole un diez por ciento de los primeros frutos con los que Él lo ha bendecido.
Video Presenter: Elden Ramirez
PRESENTER: Elden Ramirez
Una joven comentó lo siguiente: “Acabo de recibir un pago y deseo comprar un par de zapatos. Esta es mi gran adicción. Compro zapatos, los uso una vez, y luego los pongo en un lugar visible de mi cuarto para admirarlos y no volverlos a usar nunca más”.
La mayoría de nosotros seguramente concuerda que la adicción de esta joven es una forma poco sabia de gastar el dinero ganado con tanto esfuerzo. ¿Qué hacen los creyentes con los primeros frutos?
En la literatura hebrea, la Fiesta de las Cosechas, también conocida como la Fiesta de las Semanas, era celebrada al final de mayo o principio de junio, al momento de la cosecha temprana. Siete semanas después que las gavillas de cebada eran ofrecidas, los primeros frutos eran llevados al sacerdote del templo (The Seventh Day Adventist Bible Commentary, vol. 1, 627).
En la literatura cuando se habla de sabiduría, muy comúnmente se hace la conexión entre dar y recibir bendiciones. Más aún: “Los primeros frutos son los mejores que la tierra puede ofrecer. Cuando usted da lo mejor y es recompensado por eso, trabajará con más entusiasmo el año siguiente” (Douglas W. Johnson, The Tithe, Challenge or Legalism?, 26, 27). Del mismo modo, dar lo mejor de uno a Dios (primeros frutos), se aplica a todas las áreas de nuestra vida: tiempo, talentos y recursos. Sin embargo, “los mejores esfuerzos no se limitan al 10 por ciento solamente. Afecta el cien por ciento de todo lo que se les ha dado a los creyentes, para manejarlo para la gloria de Dios” (Ibid, 26, 27).
En vez de usar sus primeros recursos para consumir algo, aunque no sea frívolo como un par de zapatos nuevos que no necesita, ponga a Dios primero dándole un diez por ciento de los primeros frutos con los que Él lo ha bendecido.
La mayoría de nosotros seguramente concuerda que la adicción de esta joven es una forma poco sabia de gastar el dinero ganado con tanto esfuerzo. ¿Qué hacen los creyentes con los primeros frutos?
En la literatura hebrea, la Fiesta de las Cosechas, también conocida como la Fiesta de las Semanas, era celebrada al final de mayo o principio de junio, al momento de la cosecha temprana. Siete semanas después que las gavillas de cebada eran ofrecidas, los primeros frutos eran llevados al sacerdote del templo (The Seventh Day Adventist Bible Commentary, vol. 1, 627).
En la literatura cuando se habla de sabiduría, muy comúnmente se hace la conexión entre dar y recibir bendiciones. Más aún: “Los primeros frutos son los mejores que la tierra puede ofrecer. Cuando usted da lo mejor y es recompensado por eso, trabajará con más entusiasmo el año siguiente” (Douglas W. Johnson, The Tithe, Challenge or Legalism?, 26, 27). Del mismo modo, dar lo mejor de uno a Dios (primeros frutos), se aplica a todas las áreas de nuestra vida: tiempo, talentos y recursos. Sin embargo, “los mejores esfuerzos no se limitan al 10 por ciento solamente. Afecta el cien por ciento de todo lo que se les ha dado a los creyentes, para manejarlo para la gloria de Dios” (Ibid, 26, 27).
En vez de usar sus primeros recursos para consumir algo, aunque no sea frívolo como un par de zapatos nuevos que no necesita, ponga a Dios primero dándole un diez por ciento de los primeros frutos con los que Él lo ha bendecido.