Local Conference Advance
February 27, 2016
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Video Presenter: Silvia Sicalo
PRESENTER: Silvia Sicalo
El tema del dinero parece ser de gran importancia para Jesús. Dos terceras partes de sus parábolas tienen que ver con posesiones materiales o nuestra actitud hacia ellas. La Biblia contiene dos mil referencias al dinero, en comparación con solo quinientas referencias a la oración y mucho menos a la fe (Arturo Allegue et al., Faith and Finance, 8).
Malaquías 3:10-12 es uno de los pasajes bíblicos más citados en el tema de diezmos. Es ahí donde se describe claramente el plan de Dios con respecto a los diezmos y ofrendas (Mayordomdía, 75). La nación completa había deshonrado a Dios. No habían sido fieles mientras que Dios les suplicaba que regresaran a Él. Dios sabía que sus ofrendas eran imperfectas, y que Judá le estaba robando.
“Robar a Dios” pareciera un término muy fuerte en el contexto de nuestra cultura. Suena como una manipulación que usa la culpabilidad para inducir a los cristianos a dar. Sin embargo, Dios es el dueño del oro y la plata (Hag. 2:8). Él no tiene necesidad de nuestro dinero; lo que en realidad desea, es nuestro corazón. Quiere una relación basada en el pacto de amor y demostrada en la fidelidad. Fuimos comprados a un precio elevado (1 Cor. 6:20), por la sangre de Jesús (Apoc. 5:9). No permitamos que nada se interponga entre Dios y nosotros. Su fidelidad está unida a su gratitud y se demuestra a través de la alegría con que entrega a Dios los diezmos y ofrendas de buena voluntad.
Sus ofrendas hoy serán vitales para hacer conocer a Cristo a través de los ministerios de nuestra Asociación local.
Malaquías 3:10-12 es uno de los pasajes bíblicos más citados en el tema de diezmos. Es ahí donde se describe claramente el plan de Dios con respecto a los diezmos y ofrendas (Mayordomdía, 75). La nación completa había deshonrado a Dios. No habían sido fieles mientras que Dios les suplicaba que regresaran a Él. Dios sabía que sus ofrendas eran imperfectas, y que Judá le estaba robando.
“Robar a Dios” pareciera un término muy fuerte en el contexto de nuestra cultura. Suena como una manipulación que usa la culpabilidad para inducir a los cristianos a dar. Sin embargo, Dios es el dueño del oro y la plata (Hag. 2:8). Él no tiene necesidad de nuestro dinero; lo que en realidad desea, es nuestro corazón. Quiere una relación basada en el pacto de amor y demostrada en la fidelidad. Fuimos comprados a un precio elevado (1 Cor. 6:20), por la sangre de Jesús (Apoc. 5:9). No permitamos que nada se interponga entre Dios y nosotros. Su fidelidad está unida a su gratitud y se demuestra a través de la alegría con que entrega a Dios los diezmos y ofrendas de buena voluntad.
Sus ofrendas hoy serán vitales para hacer conocer a Cristo a través de los ministerios de nuestra Asociación local.
Video Presenter: Silvia Sicalo
PRESENTER: Silvia Sicalo
El tema del dinero parece ser de gran importancia para Jesús. Dos terceras partes de sus parábolas tienen que ver con posesiones materiales o nuestra actitud hacia ellas. La Biblia contiene dos mil referencias al dinero, en comparación con solo quinientas referencias a la oración y mucho menos a la fe (Arturo Allegue et al., Faith and Finance, 8).
Malaquías 3:10-12 es uno de los pasajes bíblicos más citados en el tema de diezmos. Es ahí donde se describe claramente el plan de Dios con respecto a los diezmos y ofrendas (Mayordomdía, 75). La nación completa había deshonrado a Dios. No habían sido fieles mientras que Dios les suplicaba que regresaran a Él. Dios sabía que sus ofrendas eran imperfectas, y que Judá le estaba robando.
“Robar a Dios” pareciera un término muy fuerte en el contexto de nuestra cultura. Suena como una manipulación que usa la culpabilidad para inducir a los cristianos a dar. Sin embargo, Dios es el dueño del oro y la plata (Hag. 2:8). Él no tiene necesidad de nuestro dinero; lo que en realidad desea, es nuestro corazón. Quiere una relación basada en el pacto de amor y demostrada en la fidelidad. Fuimos comprados a un precio elevado (1 Cor. 6:20), por la sangre de Jesús (Apoc. 5:9). No permitamos que nada se interponga entre Dios y nosotros. Su fidelidad está unida a su gratitud y se demuestra a través de la alegría con que entrega a Dios los diezmos y ofrendas de buena voluntad.
Sus ofrendas hoy serán vitales para hacer conocer a Cristo a través de los ministerios de nuestra Asociación local.
Malaquías 3:10-12 es uno de los pasajes bíblicos más citados en el tema de diezmos. Es ahí donde se describe claramente el plan de Dios con respecto a los diezmos y ofrendas (Mayordomdía, 75). La nación completa había deshonrado a Dios. No habían sido fieles mientras que Dios les suplicaba que regresaran a Él. Dios sabía que sus ofrendas eran imperfectas, y que Judá le estaba robando.
“Robar a Dios” pareciera un término muy fuerte en el contexto de nuestra cultura. Suena como una manipulación que usa la culpabilidad para inducir a los cristianos a dar. Sin embargo, Dios es el dueño del oro y la plata (Hag. 2:8). Él no tiene necesidad de nuestro dinero; lo que en realidad desea, es nuestro corazón. Quiere una relación basada en el pacto de amor y demostrada en la fidelidad. Fuimos comprados a un precio elevado (1 Cor. 6:20), por la sangre de Jesús (Apoc. 5:9). No permitamos que nada se interponga entre Dios y nosotros. Su fidelidad está unida a su gratitud y se demuestra a través de la alegría con que entrega a Dios los diezmos y ofrendas de buena voluntad.
Sus ofrendas hoy serán vitales para hacer conocer a Cristo a través de los ministerios de nuestra Asociación local.