Local Church Budget
February 20, 2016
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Video Presenter: Ernie Castillo
PRESENTER: Ernie Castillo
“¿Que tienes en tu mano?” le preguntó Dios a Moisés (Ex. 4:2). No era la vara lo que Dios quería; era la mano que la sostenía. Dios usa las manos de las personas –su voluntad– para hacer cosas grandes para su reino.
Jesús se paró delante de una multitud y le dijo a sus discípulos, “Denles algo de comer” (Mar. 6:37). Los discípulos no sabían qué hacer. No tenían dinero para comprar alimentos. Puede ser que el niño escuchó la conversación de los discípulos sobre cómo alimentar a tanta gente: “Ni con el salario de ocho meses podríamos comprar suficiente pan para darle un pedazo a cada uno (Juan 6:7, NVI). Entonces, con la fe de un niño, dio su almuerzo de cinco rebanadas pequeñas de pan de cebada y dos peces, a los discípulos y Jesús los usó para alimentar a la multitud. Nadie regresó a su casa sin recibir el beneficio de la generosidad de ese niño.
En una ocasión, un joven estaba en dificultades para pagar el costo de su universidad, cuando recibió un sobre azul que no tenía remitente. Con escepticismo lo abrió y encontró un billete de valor muy pequeño y una nota que decía: “Para ayudarte a pagar tus estudios”.
Quizás un niño mandó ese sobre, un niño como el muchacho que compartió su almuerzo. Ese valor no servía para mucho, pero tocó el corazón del estudiante dándole esperanza y la confianza de que Dios proveería de alguna forma para completar sus estudios.
¿Que tiene en su mano? La abrirá para permitir que Dios multiplique su regalo? ¡No se arrepentirá!
Jesús se paró delante de una multitud y le dijo a sus discípulos, “Denles algo de comer” (Mar. 6:37). Los discípulos no sabían qué hacer. No tenían dinero para comprar alimentos. Puede ser que el niño escuchó la conversación de los discípulos sobre cómo alimentar a tanta gente: “Ni con el salario de ocho meses podríamos comprar suficiente pan para darle un pedazo a cada uno (Juan 6:7, NVI). Entonces, con la fe de un niño, dio su almuerzo de cinco rebanadas pequeñas de pan de cebada y dos peces, a los discípulos y Jesús los usó para alimentar a la multitud. Nadie regresó a su casa sin recibir el beneficio de la generosidad de ese niño.
En una ocasión, un joven estaba en dificultades para pagar el costo de su universidad, cuando recibió un sobre azul que no tenía remitente. Con escepticismo lo abrió y encontró un billete de valor muy pequeño y una nota que decía: “Para ayudarte a pagar tus estudios”.
Quizás un niño mandó ese sobre, un niño como el muchacho que compartió su almuerzo. Ese valor no servía para mucho, pero tocó el corazón del estudiante dándole esperanza y la confianza de que Dios proveería de alguna forma para completar sus estudios.
¿Que tiene en su mano? La abrirá para permitir que Dios multiplique su regalo? ¡No se arrepentirá!
Video Presenter: Ernie Castillo
PRESENTER: Ernie Castillo
“¿Que tienes en tu mano?” le preguntó Dios a Moisés (Ex. 4:2). No era la vara lo que Dios quería; era la mano que la sostenía. Dios usa las manos de las personas –su voluntad– para hacer cosas grandes para su reino.
Jesús se paró delante de una multitud y le dijo a sus discípulos, “Denles algo de comer” (Mar. 6:37). Los discípulos no sabían qué hacer. No tenían dinero para comprar alimentos. Puede ser que el niño escuchó la conversación de los discípulos sobre cómo alimentar a tanta gente: “Ni con el salario de ocho meses podríamos comprar suficiente pan para darle un pedazo a cada uno (Juan 6:7, NVI). Entonces, con la fe de un niño, dio su almuerzo de cinco rebanadas pequeñas de pan de cebada y dos peces, a los discípulos y Jesús los usó para alimentar a la multitud. Nadie regresó a su casa sin recibir el beneficio de la generosidad de ese niño.
En una ocasión, un joven estaba en dificultades para pagar el costo de su universidad, cuando recibió un sobre azul que no tenía remitente. Con escepticismo lo abrió y encontró un billete de valor muy pequeño y una nota que decía: “Para ayudarte a pagar tus estudios”.
Quizás un niño mandó ese sobre, un niño como el muchacho que compartió su almuerzo. Ese valor no servía para mucho, pero tocó el corazón del estudiante dándole esperanza y la confianza de que Dios proveería de alguna forma para completar sus estudios.
¿Que tiene en su mano? La abrirá para permitir que Dios multiplique su regalo? ¡No se arrepentirá!
Jesús se paró delante de una multitud y le dijo a sus discípulos, “Denles algo de comer” (Mar. 6:37). Los discípulos no sabían qué hacer. No tenían dinero para comprar alimentos. Puede ser que el niño escuchó la conversación de los discípulos sobre cómo alimentar a tanta gente: “Ni con el salario de ocho meses podríamos comprar suficiente pan para darle un pedazo a cada uno (Juan 6:7, NVI). Entonces, con la fe de un niño, dio su almuerzo de cinco rebanadas pequeñas de pan de cebada y dos peces, a los discípulos y Jesús los usó para alimentar a la multitud. Nadie regresó a su casa sin recibir el beneficio de la generosidad de ese niño.
En una ocasión, un joven estaba en dificultades para pagar el costo de su universidad, cuando recibió un sobre azul que no tenía remitente. Con escepticismo lo abrió y encontró un billete de valor muy pequeño y una nota que decía: “Para ayudarte a pagar tus estudios”.
Quizás un niño mandó ese sobre, un niño como el muchacho que compartió su almuerzo. Ese valor no servía para mucho, pero tocó el corazón del estudiante dándole esperanza y la confianza de que Dios proveería de alguna forma para completar sus estudios.
¿Que tiene en su mano? La abrirá para permitir que Dios multiplique su regalo? ¡No se arrepentirá!