En la antigüedad, las personas tenían que ser esclavas cuando no podían pagar una deuda en un plazo determinado. Por ello, no es solo una imagen cuando el sabio expresa que el que tiene deudas es un esclavo.

El mundo de hoy está diseñado para estar endeudado. De alguna manera, el sistema nos hace esclavos. Pero lo sabemos. El sistema levítico (Lev. 25) nos habla de un tiempo límite para la remisión de deudas. Existía un año de jubileo donde el esclavo podía salir libre.

Podemos tomar ese sistema divino como un consejo para el manejo de nuestra vida. Por qué no planificar nuestra vida poniendo un límite al endeudamiento. Sentémonos con Dios, hagamos cambios en nuestra vida, y tracemos un plan con un plazo determinado al final del cual, con la ayuda de Dios, seremos declarados libres de toda deuda.